Smart Cities y las Organizaciones: una relación win-win

Las Smart Cities mejoran la vida de los que viven y trabajan en ellas

Las Smart Cities usan dispositivos que incorporan el Internet de las Cosas (IoT) en combinación con sensores para recopilar, procesar y analizar información procedente de distintos puntos e infraestructuras en la urbe.

Con su desarrollo, las ciudades cada vez serán más capaces de gestionar sus recursos de forma eficiente, ahorrando energía y reduciendo su impacto en el medio ambiente, y en general mejorando de manera global la calidad de vida de sus residentes.

De igual forma, las empresas no son ajenas al contexto en que desarrollan su actividad, y de los avances tecnológicos que hacen posible la Smart City ellas también pueden sacar un gran provecho.

Datos y sensores, las dos tecnologías clave en la relación Smart City – Empresa

Antes de entrar en los beneficios que tienen las ciudades inteligentes para las organizaciones, es necesarios destacar dos tecnologías clave que conforman las Smart Cities y se extienden a otros ámbitos de la sociedad.La primera es la velocidad en la transferencia y de datos, cuya nueva generación promete la inmediatez en el intercambio de datos y la respuesta a las necesidades de cada momento en cada punto donde se produce un estímulo. Con esto, los datos serán recogidos, procesados y analizados a una velocidad nunca antes conocida.

La segunda tecnología en rápido desarrollo son los sensores que recogen dichos datos, y que son los responsables de recoger en cada momento los estímulos a los que hacíamos referencia antes. Las ciudades inteligentes están integradas por una vasta red de sensores que toman datos sin parar y permiten extraer insights a tiempo real.

Todo ello da lugar a un futuro en el que, según un estudio de Dataflog, para el año 2050 tres cuartas partes de la humanidad vivirán en espacios urbanizados. De cara a las empresas, el auge de las Smart Cities puede tener una serie de beneficios de los que pueden tomar ventaja. Los repasamos a continuación:

  1. Edificios Inteligentes

En las ciudades inteligentes sus edificios también lo son. Sean para uso doméstico, industrial o de oficinas, los dispositivos conectados a apps de IoT pueden optimizar la manera en que se utilizan los espacios.

En el caso de las empresas, esto supone oficinas más inteligentes. Por ejemplo, se puede saber cuándo se ocupan las salas, si están disponibles o no en cada momento y regular su consumo energético en función de dicho uso.

También servirán para reducir la frustración y el tiempo que se gasta en toda la logística de la oficina. Regular la temperatura, controlar el stock de material… con los edificios inteligentes, muchos procesos estarán automatizados y gracias a ellos el lugar de trabajo será mucho más agradable.

  1. Lugares de trabajo más sostenibles

La sostenibilidad es uno de los pilares en que se apoya el desarrollo de las ciudades sostenibles. Los entornos urbanos (y las oficinas que forman parte de él) son altamente contaminantes, y aunque las Smart Cities, lógicamente, también tienen su impacto medioambiental, es uno de sus objetivos reducirlos al mínimo.

Un negocio que opera en una Smart City se integra en su modelo sostenible, y esto se refleja en cómo trata sus residuos, cómo gestiona de manera eficaz el consumo de energía o cómo trata éticamente a sus empleados.

La preocupación por el entorno y por la sociedad son señas de identidad de las ciudades inteligentes. Además, los usuarios cada vez demandan más que todo a su alrededor sea sostenible, por lo que las empresas que operan en ciudades sostenibles mejoran sus relaciones con ellos y obtienen mejores resultados.

  1. Favorece la innovación

Para que una ciudad inteligente continúe siendo eficiente a medida que pasan los años, necesita inevitablemente ir actualizando sus tecnologías y estrategias si quiere cumplir su objetivo.

Las empresas tecnológicas y de IoT responden a los retos que ofrecen las ciudades inteligentes desarrollando tecnologías más eficientes y disruptivas, de las que se benefician también otras organizaciones y la propia sociedad.

  1. Economías que también son más inteligentes

Las nuevas tecnologías y las empresas que surgen en torno al desarrollo de las Smart Cities ya han demostrado ser muy importantes para impulsar la economía, y además aportan altas dosis de innovación a todos los niveles.

Por ejemplo, en una ciudad grande los sensores instalados en las calles pueden detectar qué rutas se congestionan con más frecuencia, y las empresas aportar soluciones de transporte que beneficien tanto a los que se tienen que desplazar por esas rutas (para que sean más rápidos sus desplazamientos), como al propio entorno al reducir la contaminación en la ciudad.

En conclusión, las Smart Cities tienen la capacidad de mejorar notablemente la vida de quienes viven y trabajan en ellas, y sus efectos también son muy positivos para las empresas, que gracias a ellas consiguen mayor beneficio, sostenibilidad y eficiencia en sus actividades.