Entre las humanidades y la tecnología

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 A menudo nuestro sistema educativo obliga a los alumnos a adentrarse en su futura vida profesional forzando una elección: ciencias o letras. La razón de esta diferenciación radica en propiciar la formación dentro de la opción que guarda mayor relación con las capacidades personales del individuo. Éstas tendrán un más eficaz desarrollo si se encauzan por la vía más adecuada a las inquietudes iniciales para las que teóricamente está más cualificada la persona. Pero la vida real, en lo profesional y personal, está llena de matices y no es fácil uniformarla de un color. No siempre nos encontramos ante el blanco o el negro, sino que la gama de grises es infinita y con ello las opciones de desarrollo laboral futuro se amplían y se desdibujan enormemente.

El talento de Steve Jobs resumido en cuatro puntos clave

Quiero traer aquí un ejemplo de perfil mestizo, que vivió en la gama de los grises, dentro de la intersección que cruza las humanidades y la tecnología: Steve Jobs. Su legado nos muestra algunos ejemplos de aspectos del talento humano que despliegan gran importancia en el entorno profesional y que marcan diferencias en el desempeño de cualquier trabajador. Este poliédrico personaje ofrecía cuatro aspectos que, bajo mi punto de vista, son claves.

 

1. Capacidad de ejecución.

En mi opinión esta capacidad, que consiste sencillamente en hacer que las cosas ocurran, debe contarse entre los elementos del talento más valorados de cualquier persona, por encima de las competencias y el compromiso.

El mundo empresarial está plagado de personas de gran visión estratégica que son capaces de dibujar sus planes en una presentación elaborada, pero muy huérfano de auténticos ejecutores de esos planes. Jobs podía pasar de la generalidad al detalle sin mayores dificultades y lo hacía cada día de su vida. Veamos un ejemplo. Después de dominar otros materiales para la producción de iPad, iPhone, etc., Jobs se plantea que debe “dominar el cristal”. Para ello levanta el teléfono de su despacho y llama directamente a la centralita de la empresa Corning, fabricante de un tipo de cristal muy resistente, pidiendo que le pasen con su consejero delegado, Wendell Weeks. El tipo de cristal extra fuerte que dicha empresa fabricó durante los años sesenta no encontró mercado y esa línea de producción estaba en esos momentos abandonada. Jobs le solicitó todo el cristal que pudieran producir en seis meses, a lo que Weeks respondió que era imposible poner en marcha la producción en ese tiempo.   Respuesta de Jobs: “sí que puedes hacerlo. Hazte a la idea. Puedes hacerlo”.

Cuando hoy Weeks rememora el hecho, aún niega con la cabeza mientras afirma: “lo hicimos en menos de seis meses, creamos un cristal que no se había fabricado nunca. Pusimos a trabajar a nuestros mejores científicos e ingenieros y logramos llevarlo a cabo”. Weeks tiene en su despacho enmarcado el mensaje que Jobs le envió el día que el iPhone salió al mercado: “no podríamos haberlo hecho sin ti”.

 

2. La búsqueda de la excelencia o la importancia de los detalles.

La calidad de los productos o servicios que cualquier empresa pone en el mercado no pasa desapercibida para el cliente desde el inicio. Cualquier detalle es importante para valorar si nos encontramos ante un producto que cumple nuestras expectativas. Jobs pensaba que incluso el envoltorio dice mucho de un producto y por eso se ocupó de ese tema personalmente en Apple. De la misma forma que se encargó de que las partes del ordenador que quedan ocultas estén acabadas con buen gusto, aunque nunca las vaya a ver nadie. A este respecto señalaba: “un gran carpintero nunca utiliza madera mala para la parte trasera de una vitrina aunque nadie vaya a verla”.

En materia de diseño, Jobs muestra la misma obsesión por crear imagen de marca. Buscaba que los productos de Apple tuvieran un aspecto nítido y sencillo. En sus palabras: “buscamos productos sencillos en los que de verdad estemos tratando de alcanzar una calidad digna de un museo de arte contemporáneo”.

El mantra de Apple es ”la sencillez, la máxima sofisticación”. En esta clave de búsqueda de la perfección, creando productos de alta calidad, radica el deseo de control total de sus productos por parte de Jobs y su hermetismo ante el mercado. Pensaba, como un artista ante su obra, y no imaginaba la posibilidad de que el gran software de Apple pudiese funcionar en el chapucero hardware de otra marca o contaminado por aplicaciones no autorizadas. Esta integración de hardware, software y contenido en un único sistema unificado le permitía imponer la sencillez, según su biógrafo Walter Isaacson.

 

3. Formación versus pasión y tenacidad.

Tras la enseñanza secundaria, nuestros estudiantes suelen encontrarse, salvo unos pocos con vocación muy definida, ante la disyuntiva de cuál será la carrera en la que se desempeñarán profesionalmente en el futuro. Pero pretender que a los 18 años una persona acierte con esta elección quizá sea pedir demasiado. La verdadera vocación vendrá más adelante, cuando ya, adentrados en el mundo laboral, se descubran panoramas y horizontes que en el momento de abandonar el bachillerato están todavía en la nebulosa. Relajemos, por tanto, la tensión respecto de la carrera de base que va a elegir el joven. No está más que comenzando su formación y el futuro se encargará de perfilar la misma definitivamente.

Es conocido que Jobs no cursó estudios universitarios y que su formación provino de su inquietud y su concentración en los temas de su interés. Desde esa perspectiva pudo descubrir con claridad su pasión y desarrollarse intensamente en la misma. En palabras de su biógrafo, “Jobs no inventó de la nada demasiadas cosas, pero era un maestro a la hora de combinar las ideas, el arte y la tecnología de formas que inventaban el futuro”. Walter Isaacson se pregunta: ¿era Jobs inteligente? La respuesta es “no, no de una manera excepcional. Y sin embargo era un genio”.   Lo que guió a Jobs, según sus propias palabras, fue “la pasión por construir una compañía duradera en la que la gente se sienta motivada para crear grandes productos. Todo lo demás era secundario”.

 

4. Resultados.

Cualquier planteamiento teórico en el mundo empresarial debe ir avalado con los resultados correspondientes o, en otro caso, deberá ser abandonado y sustituido por una nueva estrategia.   Los resultados de Jobs le avalan en su pasión empresarial. A lo largo de tres décadas creó productos que cambiaron industrias enteras: Apple II, Macintosh, iPod, iTunes, iPhone, App Store, iPad, iCloud y no olvidemos otras incursiones como Toy Story y otros taquillazos de Pixar.

 

Para concluir, nada mejor que las propias palabras del genio: “Me gusta la intersección entre las humanidades y la ciencia. Hay algo mágico en ese lugar. Hay mucha gente innovando y esa no suele ser la característica principal de mi línea de trabajo. El motivo por el que Apple cuenta con la aceptación de la gente es que existe una corriente profunda de humanidad en nuestra innovación. Creo que los grandes artistas y los grandes ingenieros se parecen, porque ambos sienten el deseo de expresarse. De hecho, algunas de las mejores personas que trabajaron en el Mac original eran también poetas y músicos”.

Por Carlos Cid Babarro,
 Director de RRHH de Euroforum