Liderazgo empresarial: qué es y cómo ejercerlo de forma eficiente

Aunque a menudo se utilicen de manera indistinta, lo cierto es que líder y jefe son términos con significados diferentes: mientras que el primero se impone como autoridad y emplea su poder para mandar sobre otras personas, el segundo va más allá. Y es que un buen líder empresarial no solo dirige sino que también motiva a su equipo de trabajo e influye sobre él de manera positiva, sin imponer sus propias ideas, para lograr las metas y objetivos de la organización. Por esta razón, hoy en día las empresas necesitan mucho más que jefes. Necesitan grandes líderes: estratégicos, comunicativos, carismáticos, entusiastas y, sobre todo, referentes.

En este sentido, y antes de comentar algunas ventajas y consejos de aplicar el liderazgo empresarial de manera eficiente, resulta imprescindible explicar cuáles son las diferencias entre jefes y líderes empresariales:

  1. Mientras que el jefe se enfoca en victorias rápidas y en el cumplimiento de las tareas diarias, el líder busca aprovechar las habilidades de los empleados para hacer crecer a la organización y, por supuesto, crear un buen ambiente de trabajo.
  2. A un jefe, el hecho de conocer y manejar información relevante le proporciona sensación de poder. El líder, en cambio, comparte sus conocimientos para promover el aprendizaje y la generación de nuevas ideas.
  3. Los procedimientos para realizar las tareas son fijos e inamovibles para un jefe, ya que es el modo que emplea para establecer el control en la empresa. Por su parte, el líder, más enfocado al largo plazo, promueve los cambios con el fin de mejorar.

Beneficios del liderazgo empresarial

Entre muchos otros, las ventajas de contar con líderes (y no solo jefes) en las organizaciones tiene múltiples beneficios que conviene destacar. Y es que el liderazgo empresarial:

  • Aumenta el rendimiento laboral.
  • Permite alcanzar, en mayor medida, las metas y objetivos a corto, medio y largo plazo.
  • Favorece el trabajo en equipos y el buen ambiente de trabajo.
  • Incrementa los beneficios económicos y la competitividad de la organización.
  • Consigue que los trabajadores estén motivados y, por lo tanto, desarrollen sus tareas de manera más eficiente (algo que guarda relación directa con el concepto de salario emocional).

Cómo ser un gran líder: cualidades indispensables

Aunque algunas personas tengan las habilidades y la capacidad natural para asumir las tareas de líder… nadie nace siéndolo. En mayor o menor medida, todas las personas necesitan trabajar y esforzarse para convertirse en los referentes de su empresa. Especialmente en los ámbitos que explicamos a continuación. Y es que reuniendo todas estas cualidades estaríamos ante el líder completo.

-Carisma: o, dicho de otro modo, la capacidad para atraer, seducir y ganarse al equipo de trabajo para que este dé lo mejor de sí mismo y, en consecuencia, sea capaz de alcanzar las metas y objetivos propuestos.

-Honestidad: es un valor ético que, sin duda, debe tener cualquier líder empresarial. Y es que, de lo contrario, no inspirará confianza en el equipo de trabajo.

-Organización: para ejercer el liderazgo empresarial de forma eficiente no solo es necesario conocer a fondo el funcionamiento de la empresa sino también saber gestionar los recursos de los que dispone, tener todo bajo control y saber reaccionar ante los problemas que puedan surgir.

-Comunicación: la oratoria es una cualidad indispensable de los líderes de cualquier ámbito, también del empresarial. Saber hablar y transmitir un mensaje de manera clara es fundamental, tanto como practicar la escucha activa, base para una comunicación efectiva.

-Confianza: si un líder no cuenta con el apoyo de su equipo de trabajo no puede considerarse un líder. Y, para ganárselo, debe inspirar confianza en sus colaboradores. Solo de este modo podrá aprovechar las habilidades de estos para desarrollar proyectos y cumplir objetivos.

-Visión de futuro: poder anticiparse a los problemas, detectar oportunidades, ser capaz de ver más allá y, en definitiva, buscar constantemente la mejora es una cualidad básica con la que deben contar todos los referentes de una empresa.

-Disciplina: debe, por supuesto, saber imponerse como autoridad cuando sea necesario. Y es que ser comprensivo no es incompatible con ser una persona exigente que no se hace pequeño ante los problemas sino todo lo contrario.

-Estrategia: el líder debe enfocarse constantemente en el crecimiento, sabiendo adónde se dirige la organización y qué necesita para llegar a los objetivos planteados, lo que no quiere decir que deba dejar de lado los asuntos diarios o los contratiempos que puedan surgir en un momento determinado.

-Creatividad: además de estratégico, un buen líder empresarial debe ser original, innovador y creativo para proponer nuevas soluciones y ver las cosas desde otro punto de vista.

-Resolución de problemas: reaccionar rápidamente frente a las adversidades, ofreciendo soluciones inmediatas y útiles con valentía es otra cualidad fundamental en un líder.

-Negociación: un buen líder sabe tratar con todo tipo de personas: clientes finales, empleados y proveedores. Además, sabe persuadirlos y convencerlos empleando argumentos convincentes.

 -Motivación y optimismo: saber transmitir su entusiasmo y su actitud positiva a las personas que le rodean para que crean en él y en su mensaje es fundamental en el liderazgo inteligente. Y es que un líder debe ser optimista y saber motivar a su equipo de trabajo para lograr que este confíe en él y siga sus pasos.

-Empatía: o lo que es lo mismo, saber ponerse en el lugar de las demás personas, comprendiendo sus emociones y actuando en función de sus necesidades. Además, debe ser emocionalmente inteligente para recuperarse rápidamente de las situaciones complejas y hacer frente a las adversidades.

 -Constancia y aprendizaje continuo: por último, y aunque no lo parezca, la cualidad más importante. Y es que como comentábamos al principio, y a pesar de las habilidades naturales de cada uno, nadie nace siendo líder. En este sentido, es imprescindible reciclarse para no quedarse atrás, adquiriendo constantemente nuevos conocimientos y capacitándose en nuevos ámbitos.

En definitiva: sé humilde, conoce tus límites, predica con el ejemplo, aprende del pasado y trata de mejorar constantemente: seguro que hay alguna habilidad que podrías dominar en mayor medida. Y, por supuesto, mantén tu mente abierta a nuevas propuestas e ideas de terceros.