Job Crafting: definición y cómo implementarlo

El Job Crafting, una tendencia al alza

¿Qué es el Job Crafting?

Seguro que el concepto de “Job Crafting” es desconocido para muchos de vosotros. Su traducción literal sería algo así como “creación del trabajo”, pero para interpretarlo correctamente tendríamos que pensar en la adaptación del puesto de trabajo para que el trabajador pueda ocuparse de otras necesidades que pueden aparecer en distintos puntos de su trayectoria laboral.

No se trata tan sólo de horarios laborales, sino que el concepto de Job Crafting va mucho más allá. Según Enrique Dans consiste en convertir el trabajo que un empleado tiene en el trabajo que realmente le gustaría tener.

Y sin duda, esto es todo un reto para las empresas. Actualmente las organizaciones más innovadoras han implementado esta tendencia con el objetivo de atraer y retener el talento en su favor, pero lo cierto es que actualmente son una pequeña minoría. Si quieres ampliar tu información sobre gestión del talento en las empresas, te recomendamos consultar las siguientes guías.

En contraposición, aún son muchas las empresas que consideran que los empleados deben darse por satisfechos por el mero hecho de trabajar con ellos, sin llegar a comprender que, realmente, son ellas las que deben competir por el talento, ya que las personas más capaces dentro de las organizaciones pueden ser lo que marque la diferencia entre el éxito de lograr los objetivos establecidos o el fracaso de quedarse a medio camino.

En el mercado actual la competencia por los mejores es de carácter internacional, y son muchos los factores que pueden animar a una persona a dejar un puesto de trabajo en un momento determinado.

¿Cómo implementar el Job Crafting a tu negocio?

La tendencia del Job Crafting busca conciliar la vida personal y laboral de los trabajadores de la mejor forma posible para las dos partes, sin ceñirse a normas ni horarios rígidos que en la mayoría de los casos no aseguran una mayor productividad en las plantillas.

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Para ello se deben analizar y reestructurar tres aspectos que forman parte del día a día de las personas en sus puestos de trabajo:

Tareas: cambiar, ampliar o reducir el ámbito de trabajo y la forma en que se llevan a cabo las tareas puede ser una buena forma de aumentar la motivación en un empleado. Por ejemplo, un técnico del departamento de marketing que en un momento dado asume la organización de un evento porque le gusta afrontar el reto de organizar a personas y recursos materiales, aunque no sea esa su función principal. De esta forma puede potenciar capacidades que posee y no utiliza de manera habitual en su puesto.

Relaciones: otro aspecto sobre el que se puede inferir desde esta perspectiva del Job Crafting es en las relaciones que se generan en la empresa entre empleados de distinto nivel. Así, un cargo directivo o ejecutivo puede en un momento determinado establecer relaciones de mentoring con los empleados más jóvenes y prometedores que, al fin y al cabo, pueden representar el futuro para la compañía. De esta forma ambas partes se verían beneficiadas y tendrían un aliciente extra para dar lo mejor de sí en el trabajo.

Percepciones: por último, otra manera de contribuir a cambiar el puesto de trabajo es modificar las percepciones de lo que un empleado hace en su día a día y cuál es el propósito final de su función. Así, es necesario buscar la parte positiva en cada trabajo. Por ejemplo, una responsable del área digital de una empresa puede ver su trabajo como un continuo estrés de peticiones, reuniones y complejas implementaciones técnicas, pero también se puede considerar a si misma como una innovadora en el ámbito del marketing digital y la tecnología, y a su vez reconocer las ventajas de los amplios conocimientos que está adquiriendo casi sin darse cuenta.

O, dicho de otra forma, reinterpretar el trabajo para incorporar las motivaciones, intereses y fortalezas del trabajador, elaborar un mapa donde colocar todos los elementos del puesto actual y deseado, y finalmente reorganizarlo de la mejor manera posible para que encaje con el trabajador y ofrezca rendimiento a la empresa, salvando imposiciones de tipo temporal o presencial cuando no tengan sentido.

Ese el camino para “crear” un puesto de trabajo adaptado que mantenga la motivación y el deseo de establecer una relación a largo plazo entre el empleado y la organización.

De momento es una tendencia que está dando sus primeros pasos, pero si hemos de apostar por el futuro, decimos que el Job Crafting ha llegado para quedarse.

¿Tú qué opinas?